Guitarras eléctricas
“made in Bolivia”
Marcel Vega Donaldson y Jersy Miranda Terán se conocen hace diez años, cuando comenzaron a tocar en una banda. De su primeros años recuerdan que nunca tenían equipos y siempre tenían que pedir prestado. “Éramos pobres de instrumentos y las únicas opciones (de guitarras) que habían eran chinas o coreanas, que no era como tener una Gibson o una Fender. Las mejores guitarras eléctricas son americanas... Queríamos vivir de la música y no podíamos vivir tocando. Primero queríamos hacer baterías pero salía muy caro”.
Ahora ambos son dueños y productores TRIBEL, la primera fábrica de guitarras eléctricas que hay en Bolivia, según ellos afirman. Aunque hasta el momento solamente han vendido una docena de guitarras eléctricas, su fuerte son las guitarras acústicas, que las fabrican a pedido, igual que las guitarras eléctricas que las hacen a pedido y según los requerimientos del músico.
“Por ejemplo, que a una persona grande le des una guitarra chiquita, no toca bien. Se hacen escalas de acuerdo al cuerpo de las personas, se puede hacer que los instrumentos se adecuen al músico y no al revés”.
Esta fábrica comenzó cuando Marcel (foto derecha) y Jersy (foto izquierda) conocieron a Roberto Quispe, quien desde hace como diez años atrás se dedica a la fabricar guitarras acústicas y con él trabajaron en su taller de Vinto (Cochabamba) durante un año. Después consiguieron textos, libros y toda la información posible –hasta desarmaron la guitarra de uno de sus amigos-- y en seis meses hicieron su primera guitarra eléctrica. Una vez embarcados en el negocio, los dos dejaron sus trabajos anteriores y le dedicaron todo su tiempo para que surja.
Marcel Vega es psicólogo de profesión y Jersy ingeniero de sonido.
“Antes me daba vergüenza pensar que en otros países hacían de todo. La única manera de levantar una región o un país es haciendo industria de cualquier cosa, y ese ha sido un aliciente para hacer (esta fábrica)”, dice Jersy.
Lo que primero quieren estos jóvenes es conseguir compradores, después consolidar una empresa y dar trabajo a tantos otros músicos –como ellos--.También su sueño es fabricar violines, chelos y contrabajos, además de baterías y pianos.
“made in Bolivia”
Marcel Vega Donaldson y Jersy Miranda Terán se conocen hace diez años, cuando comenzaron a tocar en una banda. De su primeros años recuerdan que nunca tenían equipos y siempre tenían que pedir prestado. “Éramos pobres de instrumentos y las únicas opciones (de guitarras) que habían eran chinas o coreanas, que no era como tener una Gibson o una Fender. Las mejores guitarras eléctricas son americanas... Queríamos vivir de la música y no podíamos vivir tocando. Primero queríamos hacer baterías pero salía muy caro”.
Ahora ambos son dueños y productores TRIBEL, la primera fábrica de guitarras eléctricas que hay en Bolivia, según ellos afirman. Aunque hasta el momento solamente han vendido una docena de guitarras eléctricas, su fuerte son las guitarras acústicas, que las fabrican a pedido, igual que las guitarras eléctricas que las hacen a pedido y según los requerimientos del músico.
“Por ejemplo, que a una persona grande le des una guitarra chiquita, no toca bien. Se hacen escalas de acuerdo al cuerpo de las personas, se puede hacer que los instrumentos se adecuen al músico y no al revés”.
Esta fábrica comenzó cuando Marcel (foto derecha) y Jersy (foto izquierda) conocieron a Roberto Quispe, quien desde hace como diez años atrás se dedica a la fabricar guitarras acústicas y con él trabajaron en su taller de Vinto (Cochabamba) durante un año. Después consiguieron textos, libros y toda la información posible –hasta desarmaron la guitarra de uno de sus amigos-- y en seis meses hicieron su primera guitarra eléctrica. Una vez embarcados en el negocio, los dos dejaron sus trabajos anteriores y le dedicaron todo su tiempo para que surja.
Marcel Vega es psicólogo de profesión y Jersy ingeniero de sonido.
“Antes me daba vergüenza pensar que en otros países hacían de todo. La única manera de levantar una región o un país es haciendo industria de cualquier cosa, y ese ha sido un aliciente para hacer (esta fábrica)”, dice Jersy.
Lo que primero quieren estos jóvenes es conseguir compradores, después consolidar una empresa y dar trabajo a tantos otros músicos –como ellos--.También su sueño es fabricar violines, chelos y contrabajos, además de baterías y pianos.