martes, 20 de abril de 2010

EL EDÉN EN BOLIVIA


LI MAGAZINE: ¿Qué autores han influido determinantemente en su hallazgo?
RAMIRO GONZALES YAKSIC: La Biblia, el Popol Vuh, Platón, San Juan de Pathmos, Juan de Betanzos, León Cadogan, Nimuendajú, Dick Ibarra Grasso, Jesús Lara, Roy Querejazu Lewis, María Delia Solá, Alfredo Tabo, Erick von Däniken , Albertina Sarabia, Zecharía Sitchin, Ludovica Squirru, J.J. Benitez, Jim Allen y David Antelo Justiniano.

LI MAGAZINE: Específicamente ¿en qué han aportado cada uno de los autores que nombra?
RAMIRO GONZALES YAKSIC: Quizás el aporte más significativo proviene de la Biblia y fue en ella que hallé la descripción de las medidas que tiene el Jardín y el lugar resultó siendo parte del territorio boliviano.
El Popol Vuh de los Maya Quiché y el Ayvura Pyta de los guaraníes aportan la relación descriptiva de la forma del Jardín. Ibarra aporta una hermosa relación analítica de la tradición andina y de otros pueblos respecto de la ciencia astronómica y la organización social. Querejazu sintetiza y de forma muy certera e imparcial organiza para el lector los hechos prehispánicos de Bolivia. Lara rescata el valor del idioma quechua y documenta las tradiciones mitológicas de los orígenes de la humanidad desde la visión histórica andina. La señora Solá contribuye a la integración de lo que pudimos haber tejido. Tabo hace público el gran saber de la tradición oral de los Chimané y los mitos de los orígenes humanos. Von Däniken es al que considero mi maestro pues me enseñó a “mezclar” las historias de los pueblos y ver nuestra aparición como algo muy repentino. La señora Albertina Sarabia me dio un entendimiento sobre el Popol Vuh que completó mi curiosidad.
Sitchin es fantástico y repleto de información muy útil, sin embargo hay que leerlo con mucho sentido crítico. La argentina Ludovica Squirru siempre nos impulsa a seguir investigando y sus libros son fuente inagotable de saber para la ciencia y la fe.
El infatigable J.J. Benítez ha contribuido enormemente a la obra con su investigación tesonera sobre el origen de la humanidad y la influencia extra terrestre.
Con Allen y su descripción muy bien fundamentada de la Atlántida en Pampa Aullagas, Oruro-Boliva, sucedió algo interesante en el año 2002, porque cuando leí su libro sentí que él estaba muy cerca de revelar lo que considero haber descubierto.
Finalmente, el año 2008 cuando el boliviano David Antelo Justiniano publicó su libro La Conspiración Atlante,Yesusar´i, el círculo se cerró pues Antelo posicionó la Atlántida en las llanuras del Beni, lo cual creo certero y de ese modo el hallazgo cobró vida y comencé a organizar todos los apuntes de la investigación (que en los hechos la inicié cuando tenía 14 años de edad) hasta escribir el libro en el que revelo la ubicación exacta de lo creo es el Jardín del Edén en Bolivia; libro que en los próximos días saldrá impreso.
Vale la pena aclarar que éstas que menciono son sólo algunas de las personas que directa e indirectamente colaboraron en mi descubrimiento, pero existen muchísimas más y con todas ellas es que estoy muy agradecido.

sábado, 17 de abril de 2010

TEORÍA GENERAL DEL JARDÍN DE LOS ANDES





Por Ramiro Gonzales Yaksic


Hace como quince mil años atrás, una familia de viajeros de las estrellas arribó a La Tierra y se estacionó en lo que hoy conocemos como las montañas de los Andes con la finalidad de explotar las riquezas minerales que en gran abundancia allí se encontraban. Sin embargo, el planeta que eligieron resultó inhóspito y muy hostil para sus cuerpos nacidos en otro mundo lejano. Poseedores de una sofistica tradición tecnológica estudiaron, midieron, clasificaron, sistematizaron y acumularon toda la información que recogieron de las manifestaciones de la transición de los elementos presentes en las formas de vida mineral, vegetal y animal del planeta.
Fracasada la misión por la poca capacidad para adaptarse a las nuevas exigencias, rápidamente tuvieron que vivir en el subsuelo y enfermos tuvieron que usar del Árbol de la Vida que trajeron desde su planeta a La Tierra; árbol que plantaron en el centro del asentamiento donde crearon un jardín para alimentar sus cuerpos y almas, pero de nada valieron la tecnología y los esfuerzos porque sus genes tenían sabias tareas aprendidas en otra escuela. Para solucionar el problema pusieron su atención en las criaturas que emergieron del polvo de La Tierra, rogaron a Dios les concediera el permiso para intervenir en tal realidad y con la inspiración divina emprendieron la tarea de reformar con la ciencia aprendida de Él y reconstruyeron a partir del material genético de cuatro terrestres un nuevo ser que en forma tenía la imagen y semejanza de sus predecesores y también la de sus recreadores. La tarea estaba lejos de ser fácil —aún con el goce de tan grande conocimiento—, por lo que el ser humano fue constituido a partir de la mezcla transgénica de cuatro animales en una secuencia de experimentos que fueron una escuela del error que condujo inexorablemente a la certeza y de ésta a la casi perfección. Despertó en aquel tiempo un prodigio de tal belleza, manifestado en el renovado ser terrestre y celestial cuya conciencia creció (y aún crece) en grado superlativo, hasta hallar en los cuestionamientos el camino hacia la ciencia divina.
El primer hombre no fue hombre: fue mujer, y de una copia de los genes de este primordial ser femenino un compañero le fue construido. Los descendientes de esta primera pareja fueron quienes en la primera escuela terrestre aprendieron lo que les era desconocido. Los visitantes de las estrellas facilitaron el camino para que los ángeles enviados por Dios instruyeran a los seres dotados de alma acerca de la presencia del Sustentador de Todo lo Creado y de Él aprendieron tanto el Bien como el Mal y la importancia de adorarle como forma de estar agradecidos por la vida conciente.
Así, los terrestres celestiales fueron también cautivos de los visitantes de las estrellas quienes los requirieron para duros trabajos de minería, tarea solamente recompensada por la felicidad que inspira el ser uno en los demás y con los demás.
Un inmenso gran Jardín de base cuadrada fue construido al oriente de los Andes entre los valles, las serranía y las llanuras para que con la abundante cosecha calmaran el hambre y nutrieran sus sofisticados y muy resistentes cuerpos.
Con la instrucción recibida aprendieron la agricultura de alta tecnología para conseguir el alimento que a los terrestres tan dificultoso les fue conseguir en su brumoso pasado: épocas de una humanidad hambrienta. Los Grandes Señores Celestes enseñaron también la metalurgia y la ganadería con lo que lograron saciar sus estómagos y consiguieron prosperar.
La naciente raza humana fue educada en duras tareas para conseguir su sustento con el trabajo y el sudor de su frente e igualmente conocieron que no sólo de pan vive el hombre, por eso sus mentes tuvieron que ser instruidas en la ciencia y el conocimiento de Dios para buscar el bien y rechazar el mal.
Así, fueron los ángeles y los falibles semidioses quienes privilegiaron a la raza con misteriosos laberintos que les darían la posibilidad de desvelar lo oculto de sus orígenes, con lo que la naciente civilización de hijos de las estrellas tuvo su primera tarea a resolver, responder a la pregunta...

¿Quién soy Yo?

El paso del tiempo borró el esfuerzo aleccionador del mensaje de Dios y la parte animal dominó sobre la luz y el bien se apartó de la humanidad y con ella La Tierra sintió el castigo por la vanidad.
El Diluvio puso punto final a la historia primera de la raza humana y aquel Jardín en los Andes pareció sumergirse mientras lo que en realidad sucedía era una gran inundación. Al Este del Paraíso: diciembre 20, 2006

EL PARAÍSO TERRENAL EN BOLIVIA


El Paraíso Terrenal en Bolivia

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En Bolivia, en las próximas semanas saldrá al mercado el libro titulado “El Jardín de los Andes. Paraíso Terrenal”, donde su autor, Ramiro Gonzales Yaksic, revela el supuesto hallazgo del Paraíso Terrenal. A seguir Li Magazine ofrece una pequeña entrevista con el autor...
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LI MAGAZINE: Usted asegura haber encontrado en la República de Bolivia las coordenadas precisas de lo que fue la primera residencia de la humanidad, el Jardín del Edén, donde vivieron los primeros seres humanos creados por Dios: Adán y Eva. Según su teoría ¿qué espacio geográfico comprende el Edén?
RAMIRO GONZALES: El espacio geográfico del Paraíso Terrenal o el Jardín al oriente de Edén como se lo conoce actualmente por la influencia del La Biblia, está al interior del territorio boliviano y abarca un espacio cuadrangular de 297.000 (doscientos noventa y siete mil) kilómetros cuadrados y los puntos más importantes son la pirámide de Akapana en Tiwanacu (La Paz); El Fuerte de Samaipata en Santa Cruz y los otros puntos extremos son el volcán Surachata cerca del Salar de Uyuni en Potosí y va hasta San Ignacio de Moxos en el Beni. El centro de esta cruz es la población de Pojpocollo en la ciudad de Cochabamba. La base tiene la forma de un cuadrado de 545,4 Km. por cada uno de sus 4 lados.

LI MAGAZINE: Como sabemos hay muchos autores que aseguran haber encontrado el Jardín del Edén en varios otros lugares del planeta Tierra y las medidas que dan del mismo son mucho más pequeñas que las que ofrece Usted. ¿De dónde obtiene estas medidas?
RAMIRO GONZALES: Las medidas que son el fundamento de este trabajo provienen de fuentes de amplia difusión, las hallamos en La Biblia en el Apocalipsis de San Juan, quien menciona en el capítulo 21 las dimensiones de la Jerusalén Celestial (es decir la ciudad de paz del final de los tiempos mismo espacio geográfico que El Paraíso Terrenal) como el de un cuadrado de 12 mil estadios, es decir 3 mil estadios por lado; misma dimensión que Platón da para la referencia de la longitud de uno de los lados de la Atlántida. También los antiguos sumerios cuentan en sus crónicas que el Edén tenía 120 leguas de largo, distancia que es la misma que los 545, 4 Km. que tiene por longitud nuestro hallazgo al interior de Bolivia, distancia que existe entre Akapana en Tiwanacu- La Paz y Samaipata en Santa Cruz de la Sierra.