“He sido entrenado en cuestionar la ciencia y eso me da ventaja comparativa”.
Foto: Bambi Cruz
Texto: Claudia Gonzales Yaksic
José Mirtenbaum Kniebel nació en La Paz en 1948 de padres migrantes judíos (su madre berlinesa y su padre polaco). La primaria y la secundaria las cursó en La Paz y en los años 60 se fue a San Francisco (Estados Unidos) para seguir la carrera de sociología. Volvió a Bolivia para 1977 y se convirtió en docente de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz y después de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno de Santa Cruz (UAGRM). Pero en los ´80 tuvo que salir nuevamente de Bolivia esta vez por motivos políticos, ya que al ser militante y colaborador del partido de Marcelo Quiroga Santa Cruz, el dictador Luis García Meza lo tachó de “bolchevique muy peligroso”. Otra vez en Estados Unidos, esta vez en Nueva York, hizo su doctorado en Antropología en la llamada Escuela en el Exilio, de tendencia neo marxista y que estaba liderada por los representantes de la Escuela de Fankfurt: Marcuse, Adorno y Horkheimer.
Terminada la época militar y vuelta la democracia, José Mirtenbaum regresó a Bolivia justo cuando comenzaba a gestarse el 21060. En esta época vivió en La Paz y conoció al entonces joven Evo Morales y a Filemón Escobar, considerando a este último como uno de los profesores más interesantes que ha tenido, sobre todo en la vida política. A partir de 1987 y hasta 1990 junto a esos personajes y otros más, cooperó con la Central Obrera Boliviana en la negociación de muchas reivindicaciones sociales, principalmente en la vigencia de la hoja e coca como recurso natural y sobre todo como recurso cultural, habiendo hecho su tesis doctoral sobre la historia social de la hoja de coca. En 1990 se casó por segunda vez con una alemana, volvió a vivir a Santa Cruz y se desasoció de la política para hacer familia, “porque según la tradición judío aymará, la familia es más importante que cualquier otra cosa”.
Actualmente es docente de la UAGRM y se toma muy en serio su trabajo porque estima necesario guiar a las nuevas generaciones. Políticamente se califica como anarquista y cree en la disciplina democrática de la gente, en su tolerancia con el otro. “No necesitamos un Estado que nos diga qué hacer. Creo que si no hubiera esta clase política la gente se llevaría muy bien. Si no hubiese el Palacio de Justicia no hubiesen peleas, lo aseguro”. Además de ser docente de varias universidades hace más de 20 años, ha sido Director de la Escuela de Post Grado de la UAGRM y Director de la Carrera de Sociología de la misma universidad y ha hecho mucha investigación sobre temas indígenas, pero su campo fuerte es el desarrollo de teorías adecuadas a la realidad boliviana. “Al ser sociólogo siempre me peleo con los economistas porque nunca me pueden explicar por qué hay curvaturas inflacionarias. He sido entrenado en cuestionar la ciencia y eso me da ventaja comparativa”.