viernes, 3 de abril de 2009

LITERATURA


Homero Carvalho:


"La literatura me ha salvado del suicidio"



Texto: Claudia Gonzales Yaksic

Foto: Archivo del escritor




Cuando se le pregunta ¿qué factores influyeron en su vida para que se convierta en escritor?, Homero Carvalho Oliva asegura que fueron su nombre y su tartamudez. “Mi padre, el escritor Antonio Carvalho Urey, me bautizó con ese nombre en homenaje al autor de La Iliada y de alguna manera me predispuso. No es fácil ir por el mundo con un nombre que posee una carga literaria tan grande. Sobre mi tartamudez, cuando yo era niño no podía contar los cuentos que otros contaban y me prometí a mí mismo que algún día los iba a escribir y así fue”.
De su infancia dice que recuerda muy poco. “Mis recuerdos son de un pueblito hermoso (Santa Ana de Yacuma, Beni) a la orilla de un río. Me gusta acordarme de mi pueblo como si fuera una mujer amada que me espera”. . Me gusta acordarme de mi pueblo como si fuera una mujer amada que me espera”.
También dice que tuvo una infancia feliz. “Mis padres se separaron y cada uno rehizo su vida. Mi madre se casó con un militar de ejército y allá por el año 1961, cuando yo tenía cuatro años, me fui a vivir con ella y mis hermanas a la ciudad de La Paz. Llegamos en un avión de los que transportaban carne, unos vejestorios de la segunda guerra mundial que para nosotros eran un prodigio de la tecnología. Nunca jamás he podido ni podré olvidar la sensación de asombro y sobrecogimiento que significó mirar la montaña helada que se repite tres veces en su grandeza y la importancia de su imponente presencia durante mi vida. El paisaje agreste del Altiplano y el aire frío de la puna se quedarían para siempre en mi corazón, no como la imagen de la desolación sino como la sensación de pisar un territorio mágico que albergaría mi pequeña humanidad. En un par de años me convertí en uno de los pocos cambas que amaba la ciudad del Illimani”.
Y a la pregunta ¿quién lo impulsó a escribir? Homero Carvalho responde: “Cuando leía García Márquez me di cuenta que él describía la misma realidad que la de mi pueblo. Peces que llovían del cielo, niñas que se iban volando en sábanas, niños que nacían con cola de cerdo. Las descripciones geográficas y climáticas eran similares, en mi pueblo también llovía diez días seguidos y esas cosas del realismo mágico”.
Según cuenta Homero, comenzó a hacer literatura seriamente a partir de 1976, al año siguiente de salir bachiller del Colegio Don Bosco de La Paz. “La mayoría de los cuentos y relatos que escribí a partir de ese año se encuentran recogidos en un libro titulado ‘Biografía de un otoño’. Hay cuentos ubicados geográficamente en el Amazonas y en la ciudad de La Paz. Existe en ellos una marcada tendencia ideológica, influenciados por el compromiso político de los años setenta. La llamada literatura comprometida contra las dictaduras. Creo que escribí algunos textos buenos y otros malos. En fin mis lectores lo dirán”.
Después llegó el año 1980 y tuvo que abandonar Bolivia sin terminar su carrera de Sociología. “Era el año de la dictadura de Luis García Meza –cuenta Homero-- y salí en calidad de refugiado político a estudiar a México DF. Creo que en esta ciudad decidí ser escritor, allí pasé algunos talleres de literatura y conocí a escritores famosos como Juan Rulfo. En México gané el Premio Latinoamericano de Cuento con ‘Joñiqui’, que creo es uno de mis mejores trabajos”.
Sobre sus influencias literarias, dice que la mayor fue la de su “propio padre que era escritor, historiador y periodista. Me encantaba leerlo, era un gran poeta. Creo que las otras influencias fueron Borges, Cortázar y Rulfo. La verdad es que le debo a tantos que ya no recuerdo muy bien quién me gusta más. Creo que cuando las influencias literarias son muchas es porque uno ya encontró su camino después de transitar por el de otros. Para mí la literatura me ha salvado del suicidio”.
En agosto de 2008, se supo que Homero Carvalho Oliva había ganado por segunda vez el premio Nacional de Novela con su obra “La maquinaria de los secretos”, novela que ya está a la venta y de la cual el crítico argentino Claudio Tygier, escribió a Homero diciéndole: “Creo que por el tema no te habrás granjeado muchas simpatías, algo que sin dudas configura la narración como un texto osado, de gran coraje, como pocos, una denuncia total. Al margen de ello, no recuerdo un relato que aborde con tanta crudeza las relaciones del poder de Estado con lo que podría denominarse como ‘corpus mysticum politicum’. Como dijo alguien una vez, la ficción no es fantasía, pues ella juega allí donde obra la verdad: ‘Fictio Figura Veritatis’ (santo Tomás de Aquino). Esto dará mucho que hablar y que pensar”.
Además del premio en México, Carvalho ha obtenido dos veces el premio “Raúl Otero Reiche” la primera con el cuento “En septiembre los derrotaremos” y la segunda con “La creación”, que considera sus mejores narraciones. “Les tengo mucho cariño por lo que representan para mí”, dice.